Graham Greene: "Una pistola en venta"


Los grandes escritores lo son desde la primera palabra, desde la primera frase; es una afirmación que gusta a muchos. Graham Greene es uno de los escritores a los que más admiro y lo considero un autor esencial. Él mismo distinguió en su obra las obras más serias de las que no prentendían serlo, profundizó en temas y conceptos fundamentales de su tiempo (y del nuestro, de cualquier tiempo). "Una pistola en venta" es una de sus primeras novelas y de las que merecen nuestro tiempo y atención. No escribió Greene novelas ligeras, nada superfluo, y esta novela creo que debería ser un pilar en el que se sustentaran los thrillers. El maestro inglés nos presenta a un asesino con el labio deforme que va a matar a un hombre importante y al encontrarse primero con su secretaria piensa que sólo la matará también a ella si se fija en su labio. Decisiones. El hombre al que va a matar es un político que está desarmado y que le recibe engañado. ¿Cuándo, en qué momento exacto apretará el asesino el gatillo? Decisiones. La habilidad innegable de Greene nos instala en la escena y en los impulsos que mueven al asesino a cada instante, en el centro de su conciencia. Pero no vayamos más allá. Volvamos al principio. Al primer párrafo de la novela. "El asesinato no le preocupaba gran cosa a Raven. Tan sólo era una nueva ocupación en la que había de tener cuidado y usar el cerebro. No era una cuestión de odio. Sólo había visto al ministro en una ocasión: cuando pasaba por entre unos árboles de navidad colocados en la entrada de una casa. Era un anciano sin amigos, pero de quien se decía que amaba a la humanidad." Cada palabra está puesta para que cumpla una función, para que aporte una información precisa y necesaria. No se puede escribir con mayor acierto.


Texto recomendado: Pasión por Sherlock Holmes, en el blog de Francisco Machuca