Giorgio Scerbanenco: Matar por amor

Ya antes he escrito en este blog sobre Giorgio Scerbanenco, autor al que considero fundamental dentro del género. Las cuatro novelas protagonizadas por Duca Lamberti son de las mejores que la novela negra nos ha dado. "Los milaneses matan en sábado" es una elegía, un relato que se lee con el ánimo encogido. Pero Scerbanenco escribió más libros interesantes. Y este, recién aparecido, hay que incluirlo en el apartado de los más recomendables. "Matar por amor" reúne un ramillete de historias para todos los gustos, y en ellas no falta nada del talento de los más acertados momentos de nuestro autor, esos en los que están la dureza y la melancolía, el desgarro y la crudeza llevadas con mano firme, en el estilo personal y cercano a la confesión del maestro italiano nacido en Kiev y muerto cuando estaba viviendo sus años de más alta creatividad literaria. Libro póstumo y magnífico rescate de relatos nunca antes vertidos a nuestra lengua, cuenta además con la impecable traducción del escritor granadino José Abad, que nos premia asimismo con una nota final, breve y bien documentada, que aconsejo leer antes de adentrarse en este libro necesario de un maestro del género negro.

"Última noche en Granada" en el blog de Francisco Machuca


En el blog de Francisco Machuca, este texto sobre "Última noche en Granada":

"El relato policíaco no trata de asesinatos sino de restablecer el orden."
P.D. James

Todos los que conocemos a Francisco Ortiz, posiblemente uno de los mejores conocedores del género negro de este país, estábamos esperando una novela surgida de su pluma y la espera ha valido la pena.

Lo primero que encuentro en Última noche en Granada son unos principios básicos y determinantes: honestidad por parte del autor y rechazo a los arquetipos tan manidos que sustenta hoy la nueva narrativa de género. También he querido ver ciertas procedencias lejanas de lo mejor que ha dado el género. Desde Lawrence Block y las ocho millones de maneras que tiene el ser humano de morir a Geoffrey Homes de Eleven mi horca; ese retorno al pasado, ese pasado que retorna siempre para avisarnos en qué situación nos encontramos con nuestro presente.

La acción de la novela transcurre en la ciudad de Granada; una ciudad totalmente irreconocible para los turistas apresurados y también para la mayoría de los que viven en ella sumidos en su autocomplacencia. La ciudad que describe Francisco Ortiz no va más allá de unas cuantas calles, un par de bares comunes, el subterráneo de un parquin, urbanizaciones, autovías, pueblos de paso y conversaciones en el interior de un piso de dos habitaciones y la noche desnuda. No obstante, nuestro autor, universaliza la historia. Los contextos nacionales, regionales, no sirven para nada cuando se trata de alcanzar el sentido y el valor de una obra. "Pececitos humanos. Habitantes de Granada, una pequeña arruga en el gran cuerpo del universo...".

La historia está narrada en primera persona por Luis Castillo, un ex policía que trabaja de vigilante nocturno en el interior de una barraca de un extrarradio de edificios en construcción; todo un fracturado horizonte de la ciudad; encefalograma zigzagueante de una crisis mental irresuelta. Luis no vacila en propinarle una tremenda paliza a un vagabundo que pasa la noche a la falda de esos nichos modernos. Vive en un piso pagado con el dinero de su padre, ex guardia civil que hizo sus negocios gracias a los chanchullos de la dictadura. Toda herencia histórica y familiar vendrá a rendirle cuentas. Por una parte; el asesinato cometido cuando ejercía de policía, y, el hermano de la víctima que parece haber resucitado de la nada, como un fantasma, para vengarle. El asesinato, viene a decir el autor, en el mundo de la novela negra, son transgresiones en materia de modales más que de moral. Y, por otra parte, Beatriz, una mujer mal casada y amante de Luis, que le asevera duramente, en uno de los mejores capítulos de la novela, la pasividad de Luis respecto a su vida presente. Otra de las cualidades de Francisco Ortiz es el manejo habilísimo en los diálogos.

Los azares de la vida en su singularidad y variedad son irreductibles a normas y clasificaciones, aunque cada uno responda a su lógica, la explosión del papel que lo irracional desempeña en las decisiones, en la vida, está perfectamente retratado en este diálogo e intuimos que Luis no podrá jamás acceder a las cimas de la otra miseria que le propone de muy buen grado Beatriz.

¿Recuperará esa libertad que no soporta ya? ¿O discierne en todo ello la incertidumbre de su futuro? "¿Puede haber matado a un hombre y no saber por qué lo has hecho?", reza en la contraportada de la novela. Esta pregunta se puede aplicar a todas las demás acciones de la vida.

Última noche en Granada se me antoja un clásico de nuestro tiempo. Espero que reciba todos los elogios y la posición que merece.

Rosa Ribas: Con anuncio

Esta novela es un paso adelante. Rosa Ribas mejora su anterior salida editorial y nos entrega una novela mejor escrita, más sólida. Muestra un perfecto dominio del personaje principal y de la historia que nos cuenta, se maneja a la perfección con el tema elegido y se ajusta adecuadamente a lo que quiere contar: la muerte de un publicista en el transcurso de unas semanas decisivas para que a la empresa en la que trabaja le adjudiquen un contrato muy importante. No le cuesta al lector creer en la comisaria Weber-Tejedor ni en sus andanzas policiales. No le cuesta meterse dentro de la agencia de publicidad, conocer a sus integrantes, seguir la investigación. Tampoco le cuesta seguir la historia de creciente desamor entre la comisaria y su marido. Y, sin embargo, tras la corrección del conjunto pueden surgir algunas dudas, porque "Con anuncio" es una novela bien planteada, bien llevada y bien resuelta que se crea unos límites muy marcados y permanece a la fuerza dentro del espacio previsto y no saca un solo pie del territorio establecido, algo a lo que se ha sujetado quizá demasiado firmemente su autora. Y es que Rosa Ribas es mejor escritora que antes, no se deja llevar por lo fácil ni por lo manido, cuida más el lenguaje y la estructura de su novela es impecable. Pero no debe conformarse. El deseo de hacer una novela bien hecha ha cuajado plenamente en este intento. Y el oficio lo tiene, los materiales sabe elegirlos, el respeto como escritora se lo ha ganado (algo que algunos que trabajan en las tierras del género nunca obtienen). Por eso espero que en las próximas salidas de la comisaria Weber-Tejedor, Rosa Ribas sea cada vez más atrevida y libre y apueste por la novela negra plena, deje de lado un cierto conformismo tan común en esta época en que mandan tanto los que quieren un producto bien acabado y apueste decididamente por mostrar a la buena escritora que lleva dentro y que destaca a notable altura en algunos de los mejores momentos de "Con anuncio", que es un paso adelante pero aún lejano de la cumbre como creadora de esta escritora a la que le queda mucho que decir y a la debemos exigirle más, pues sin duda podrá con todos los retos.

El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella

Película de misterio y de amor, con pinceladas políticas y un final absolutamente inolvidable, "El secreto de sus ojos" no es una obra maestra pero tiene momentos de gran brillantez y otros emotivos que conquistan el ánimo de cualquier espectador y que lo llevan al mundo ficticio sin esfuerzo y a ratos hechizándolo. Campanella quería una película clásica en todos los aspectos, que no homenajeara a los inolvidables filmes estadounidenses de los cuarenta y los cincuenta sino que bebiera de ellos, gran diferencia pues no es lo mismo copiar y aliñar que seguir una corriente, y lo consigue, pues el guión está cortado milimétricamente, las interpretaciones sabiamente medidas y los movimientos de la cámara dosificados con la justeza que nos hace ver que hay detrás un buen director que no interfiere en la historia, que cabalga sobre su ego y lo muestra sólo cuando es imprescindible. Si no llega a obra maestra esta buena película argentina es por la utilización de elementos ya repetidos en exceso en el género, que la vuelven previsible en algunos momentos, y por el exceso de idealismo resultante de la relación amorosa, que si bien es perfectamente contrastable con historias reales no deja de ser algo pacato a estas alturas, con todo lo que ha llovido desde que los maestros del cine estadounidense nos hicieran llegar sus historias de amor y suspense. A Campanella le ha faltado juntar y amalgamar lo bello con lo frío o lo inquietante. De haberlo hecho, "El secreto de sus ojos", que encierra una soberbia meditación sobre la justicia y un conflicto moral y tiene, como "Adiós, pequeña, adiós", un final ante el que el espectador no puede permanecer impasible, ante el que tiene que tomar partido, sería esa obra que solo los cineastas elegidos consiguen alumbrar para el medio una vez cada década.


Texto recomendado: "Un poco de optimismo", en el blog de Francisco Machuca

José Ramón Gómez Cabezas, en el blog de Novelpol, sobre "Última noche en Granada"


José Ramón Gómez Cabezas, presidente de Novelpol, en el blog de esta asociación de amigos de la literatura policial, escribe sobre "Última noche en Granada":

Intensa, profunda, inteligente así es la narrativa que despliega Francisco Ortiz en su primera novela Última noche en Granada, quién diría que es su primer libro viendo, o mas bien leyendo con agrado el oficio que despliega este autor andaluz, inexplicablemente inédito hasta la fecha.

Luis Castillo, un ex policía que se gana la vida como vigilante nocturno de obras, nos narra en primera persona su lucha diaria con los fantasmas del pasado, aquellos que le llevaron a matar a un hombre y que ahora vuelven para forzarle a cerrar el círculo que empezó a trazar hace algún tiempo junto a Pedro, su compañero de vigilancias y patrulla.

Las circunstancias le empujaron a buscar una solución lógica a la acumulación de frustraciones y fracasos que conlleva el asumir el rol de mediocre policía, ahora con el paso del tiempo y la visita del gordo Julián se siente marioneta y lo que es casi peor acorralado, alguien lo busca para saldar cuentas y no cejará en su empeño hasta cobrarse el tributo de la venganza. Luis Castillo se plantea volver a matar y en el camino revivirá cada una de las emociones sentidas.

Como en las buenas novelas de género, las preguntas no importan, tampoco las respuestas, tan sólo el instinto de supervivencia que hará de Luis Castillo un depredador. Tan solo las breves caricias de Beatriz que huye de un marido celoso y maltratador, se convertirán en su consuelo, a pesar de los zarpazos de gata vieja que desnudan al ex policía con sus reproches en forma de monólogos.

Una atmósfera agobiante, una paisaje único y un estilo narrativo duro y detallado que invita a la reflexión, son otros de los muchos puntos fuertes de esta Ultima noche en Granada que bien merece la pena.