Jaione Jaurrieta: Personajes y espacio en "Última noche en Granada "



Caracterización de los personajes

Los personajes en el libro, son diversos, muchos de ellos poco a poco se han ido formando según los acontecimientos que han ido transcurriendo en sus vidas.

Nuestro protagonista se llama Luis Castillo, tiene 35 años, es ex policía y actualmente se encarga de la vigilancia de obras, es un vigilante; dejó los estudios para trabajar en el taxi de su hermano y así poder tener algún dinerillo, es un hombre sano, no bebe, no se droga, no tienen ningún tipo de vicio, es un hombre bueno, pero guarda un gran secreto que no contará a nadie. Es un hombre al que le gusta la lectura de ensayos y le apasiona la Filosofía. Enamorado de Beatriz, amiga suya desde la infancia por la que siempre ha sentido algo, al igual que ella por él, será la que más adelante conseguirá dar un giro a la vida de Luis, logrando así que tenga una vida menos castigada. Castillo es un hombre valiente, que sabe tratar con delincuentes, drogadictos... Le apasiona su trabajo, le gusta y disfruta haciéndolo. La vida que tiene es monótona, vive solo en un piso pagado por sus padres, es una persona invisible para todo aquel que no lo conoce bien.

Un personaje muy importante que podemos hallar en la obra es Beatriz, una mujer casada con un hombre al que no quiere, casada por despecho tras la desaparición de Luis durante un tiempo. Una mujer que se siente sola y únicamente está a gusto cuando de encuentra en compañía de su amado. Termina odiando a su marido, Pablo, lo desprecia, le da asco... Ella sólo quiere estar con Luis; si fuera por ella, desde hacía mucho tiempo hubiera dejado a Pablo, pero Castillo no termina de decidirse, solo debe decir unas palabras para que ella lo deje todo por él. En una ocasión, tras un encuentro sexual con su amante, le dice a éste: “El engañado no eres tú, sino él”. En muchas ocasiones le ha propuesto vivir juntos, pero es el protagonista el que se niega, tiene miedo a que le pueda ocurrir algo, la quiere demasiado como para perderla para siempre por su culpa.
Beatriz en una ocasión es maltratada por su marido y es lo que le hace abrir los ojos a Castillo, se van a vivir juntos y al fin, ella deja a su cónyuge y todo lo a que él respecta, se va de casa sin nada, sin ropa, sin dinero... con lo puesto; comienza a vivir con Luis, y es entonces cuando empiezan a conocerse más, y se originan las largas charlas, ya no sólo son encuentros que duran ocho o nueve horas, sino que ahora pasan las veinticuatro horas del día juntos. En esas conversaciones es donde aparece la visión de ella, la que tiene de él: lo ve como un hombre impulsivo, cerrado, muy parecido a su padre, orgulloso, con una suerte increíble, irresponsable, y que eternamente va a tener el respaldo de su familia, siempre que lo necesite, cabezón, e inconsciente, y a la vez cree que es una persona noble, leal y bueno: es eso lo que hace que esté enamorada de él.
Beatriz es una mujer charlatana, segura de sí misma, que sólo se encuentra en equilibrio cuando se encuentra al lado del protagonista. Es gracias a ella que Luis da ese gran cambio, se enfrenta a todo, a su ex jefe de policía, a sus recuerdos, pensamientos y sobre todo al temido hermano del marroquí muerto.

Pedro es un compañero de la policía de Luis, eran compañeros de trabajo, patrullaban juntos, en un mismo coche. Él también mató a una persona poco minutos después de Castillo. En un principio, tras haber echado mano al gatillo y haber llevado a cabo su cometido, aseguró: “Sueño cumplido”; se podría decir que también se encuentra deprimido por lo ocurrido, pero a su vez está feliz de haber dejado a la policía, se retira y se va a vivir a su pueblo. Es allí cuando comienza a tener sueños con una niña, una novia que tuvo en su infancia, Mª Carmen Bravo Islas, está obsesionado, todas las noches sueña que está con ella, con diferente edad a la que tenían cuando eran novios, un noviazgo en el que el único acercamiento que hubo, fue durante unos pocos minutos, se agarraron de la mano. Estos sueños se podrían decir que son un escape para no pensar en lo que ocurrido. Él sabe que todo fue una encerrona, que estaba preparado el ir a matar a aquellos drogadictos y es en una visita que Luis le hace después de que este recibiera otra de un compañero del cuerpo policial, Julián, y le dijera que volviese a meterse en la policía porque si no estaba desprotegido, cuando Pedro le cuenta todo lo ocurrido, y le aconseja que no vuelva, puesto que lo que quieren Eladio ( ex jefe ) y Julián es poder manejarle a su gusto. Es una persona que de alguna forma le abre los ojos.

El moro rico es el hermano del marroquí que Luis mató aquella noche, quiere vengar la muerte de su hermano. Empezó trabajando en un concesionario de coches, y poco a poco fue subiendo de categoría, terminó siendo rico no se sabe muy bien cómo, y ahora con su gran fortuna ayuda a sus compatriotas a venir a España, les ayuda con las viviendas y les da trabajo... trabajo que seguramente sea ilegal. Es un hombre muy respetado por los partidos políticos, periodistas... pero no por la policía.

El tío Eduardo, un buen hombre, rojo, de 60 años, trabaja en el parquin del Palacio de Congresos de lunes a viernes, quiere tener una pensión decente y para conseguirla le faltan aún algunos años. Es un manitas, los fines de semana los pasa arreglando cosas en casa. Vive con su mujer en un cuarto piso sin ascensor. Es un hombre de cara ancha, manos grandes, con larga charla y tranquila, es una buena persona, que no insiste en temas, le resulta indiferente el tema de conversación, si se cambia lo acepta y se adapta al nuevo. En las visitas nocturnas a su sobrino, sin darse cuenta le ayuda a salir de su tristeza, y a la vez lo tranquiliza. Sale sin que su mujer se entere la mayoría de los día porque se encuentra dormida en el sofá.

Pablo es el marido de Beatriz, un hombre sumiso, que aguanta los desprecios de su esposa; un manitas en las tareas del hogar, siempre dispuesto a todo, persona tranquila, pasiva; es feliz con su mujer, aunque ella no lo quiera, con sólo tenerla a su lado lo es, y le basta. Suele ser muy respetuoso con todo el mundo, pero en un momento todo eso se pierde y se convierte en un hombre amargado, que no aguanta más esos desprecios, pierde los nervios y maltrata a su mujer, la golpea con los puños cerrados mientras llora. Tras pegarle, se va de casa llorando; se siente muy culpable e intenta arreglarlo, pero Beatriz no le perdona. Él se siente avergonzado por lo ocurrido, pero ella nunca se lo va a perdonar, aunque esté completamente arrepentido.

Laura, la madre de Luis, es una mujer sumisa, que nunca ha disfrutado de la vida. Ama de casa y llena de obligaciones, empieza a disfrutar de la vida cuando, tras pasar un cáncer de mama y la extirpación de un pecho, sus hijos se dan cuenta de todo lo que le ocurre y la sacan a la calle para que empiece a divertirse y a airearse.
El padre de Luis es un ex guardia civil que tras dejar su profesión se dedicó a ganar dinero para poder tenerlo y gastarlo. Con ideales franquistas, chulo, le encantaba dar ordenes, es orgulloso, pero siempre está cuando sus hijos lo necesitan.
Alfredo es el hermano del protagonista, taxista de profesión, siempre que ha podido le ha echado una mano.



Espacio en la obra

La obra se sitúa en Granada y sus alrededores, en diferentes barrios y pueblos del lugar.

En Cenes, en un lugar situado frente a la urbanización de Los Faroles, es donde transcurre el hecho más importante y sobre el que gira toda la historia. En un piso ocurrió todo, ahí Luis y su compañero, Pedro, entraron tras llamar a la puerta, les ofrecieron asiento y sin más dilación y sin temblarles el pulso apretaron el gatillo. Primero uno para matar al marroquí y luego el otro para hacer lo mismo con el español. En el piso de a lado se escondieron después tras haber ejecutado la acción, hasta que todo se calmara. Un piso vacío, sin muebles y con un frigorífico también vacío.

También en un piso está Luis la mayor parte del tiempo fuera del trabajo. En él Beatriz y el protagonista tienen sus encuentros más íntimos, y más tarde, pasará de ser un refugio, a un hogar, loque ocurrirá cuando ella se mude a vivir con Luis.

La mayoría del tiempo Luis lo pasa en espacios cerrados, como si eso de alguna forma le protegiera: está en cafeterías; bares como el de Pedro Antonio de Alarcón, donde dos hermanos sirven las mesas de manera rápida y atenta; pisos. Incluso se refugia para poder ponerse a salvo en un piso cuando, durante una guardia, lo intentan matar. Se esconde primero y unos instantes más tarde entra en un piso que está bajo su vigilancia, y eso termina salvándole la vida. Cuando sale a la calle rápidamente como ya he dicho antes, entra en los bares cercanos o se queda en su coche.

También hay espacios abiertos, aunque en mi opinión son de menor importancia. Uno de ellos es Cenes, un pequeño pueblo donde viven sus padres y Alfredo, su hermano.
Otro lugar que se menciona en el libro es el Parque Federico García Lorca, donde Luis va con su madre. En él se cobijan, pasean y se sientan en un banco. Durante esta excursión Luis pasa miedo, duda de si si por salir a la calle y exponerse de tal forma al público, les podría pasar algo a su madre y a él.

El barrio del Zadín también está presente en la obra, así como el Albaicín.

En una ocasión, Luis va a visitar a su amigo y ex compañero Pedro a su pueblo, que se encuentra cerca de Granada. Allí se siente más libre y aparte de pasar mucho tiempo dentro de la casa de Pedro y en los bares, pasean por la carretera y por las calles del pueblo; cree que en esas calles está más seguro, y lo mismo le ocurre una vez cuando piensa en irse a vivir a Cenes.

Jaione Jaurrieta es alumna de 1º de Filología Hispánica de la Universidad de Zaragoza. Trabajo realizado para la asignatura de Teoría de la Literatura, impartida por el profesor Alfredo Saldaña.

John Katzenbach: La sombra


No acostumbro a leer libros considerados best sellers. Desde muy joven, he huido de lo que ya antes se ha sancionado como del gusto general. Aunque escribo en este blog de novela negra, quienes me conocen saben que mi labor no es la del divulgador de lo conocido y celebrado, sino otra muy diferente, cercana a la del rastreador, a la del reivindicador. Me he formado leyendo a autores que nada tienen que ver con la novela negra y el best seller y que en algunos casos han tenido muchos lectores incluso contra sus propios propósitos iniciales. Valga este preámbulo -algo disculpatorio, perdonadme- para decir que compré hace poco este libro y empecé a leerlo sabiendo que era un best seller. Me atrajo saber que el punto de partida era este: un anciano ex policía va a suicidarse cuando una vecina toca a la puerta de su apartamento y empieza a involucrarle en su vida y sus miedos.
Estos miedos los origina una sombra venida del pasado: un judío colaborador de los nazis que se dedicaba a delatar a otros judíos para que los nazis los encontraran y los mataran. Ha sobrevivido a los cambios y vaivenes de la historia y vive escondido en Miami. La vecina de Simon Winter, el viejo policía retirado, le dice que lo ha visto y teme que venga a matarla. Y así ocurre: la anciana pronto aparece muerta. Winter aparca la idea del suicidio y se empeña en buscar al asesino. A partir de aquí, la novela alterna lo esperable con algunas brillantes ideas y un desarrollo en el que lo importante no es tanto lo que ocurre como por qué ocurre, qué piensan los personajes, qué los motiva para mirar al pasado y al futuro. Katzenbach es un autor al que le interesa la indagación psicológica, que narra siempre desde el interior de los personajes, que los crea ricos de detalles y de vida mostrada certeramente mediante sus pensamientos en marcha, en acción, dentro de la acción. La historia no tiene paradas, no se atreve a aburrirnos nunca, y avanza implacable hacia las escenas que todos esperamos y también deseamos: el develamiento, el enfrentamiento cara a cara con el mal. Son emociones primarias, sencillas, y Katzenbach nunca miente, nunca manipula, nunca muestra y oculta después, nunca crea falsas expectativas ni maneja los materiales alterando la verosimilitud. Si el hilo argumental defrauda en algún momento no será porque haya más ruido que nueces, puedo asegurarlo.
"La sombra" vuelve a hablarnos de los nazis, insiste en que no olvidemos el holocausto, nos muestra a ancianos supervivientes y a policías quizá demasiado íntegros, se mueve a ratos en los escenarios propios de las grandes superproducciones hollywoodienses -con historia de amor incluida entre policía fuerte y abnegado y fiscal joven y eficiente-, pero es honesta en todo momento y nos deja una destacable caracterización de los personajes y un atinado trabajo psicológico que se echa de menos en gran parte de las novelas negras actuales, demasiado tarantinizadas y agarradas al estribillo y a la melodía, como clones de viejos éxitos que por mucho que se esfuercen nunca parecerán nuevos a los ojos veteranos e informados.

Entrevista con Herminia Luque Ortiz








1.- ¿Qué es lo más importante de Bitácora de Poseidón?

Lo más importante es que es, que existe como novela. No es un mecanoscrito en un cajón ni un documento en el ordenador…Existe para los lectores, bien en formato en libro tradicional, bien como e-book. Como decía Umberto Eco, lo único que escribe uno para así mismo es la lista de la compra….Hasta el poema más íntimo del adolescente pide a gritos ser leído por el profesor de literatura.

2.- ¿Es una novela de iniciación?


Sí, es lo que se llama un bildungsroman, una novela en la que un hombre joven (bueno, lo que se entiende por joven hoy: treinta y cinco años) tiene su primera experiencia amorosa real con una mujer real y busca su lugar en el mundo. Yo estoy fascinada con una novela de Flaubert, Noviembre, que narra ese desarrollo social e interior (no siempre positivo) de un joven tempestuosamente melancólico.

3.- ¿Cómo es el humor que hay en tu novela?


Es un humor irónico, distanciador…. La ironía es un arma literaria de doble filo pero, en general, suele ser menos dañina que en la vida real. Dirigida contra personas reales y en contextos determinados puede ser devastadora; en un texto literario suele ser fértil y creativa.

4.- Eres profesora. Conoces bien el mundo del que hablas. ¿Cómo te distanciaste de tus propias experiencias para escribir la novela?


Pues creando personajes ex nihilo, nuevos, sin identificaciones posibles con un personaje real que yo haya conocido. Son personajes que acumulan rasgos, características reales y posibles en una sociedad concreta, pero a los que no siquiera yo misma puedo poner rostro porque no sé quiénes son en realidad.

5.- ¿Te resultó muy difícil escribir sobre un personaje masculino en primera persona?


Bueno, era a la vez un reto y una necesidad. Yo detesto las novelas de sentimientos escritas para mujeres con sentimientos (generalmente por hombres sin sentimientos, si acaso el cinismo); novelas blandurronas, con personajes femeninos maravillosos, ya sea en la Córdoba califal o en la Estambul contemporánea, muchas veces sencillamente misóginas y manipuladoras.

6- Maldonado es memorable. ¿Cómo construiste este personaje tan logrado?


Fíjate, la novela se llamó Maldonado durante mucho tiempo, antes de su publicación. Es el elemento central y el resto de los personajes existen en función de sus necesidades y peripecias. En el fondo todos vemos la vida así, como perfectos ególatras, las cosas son importantes porque nos ocurren a nosotros

7.- El uso del idioma que haces en la novela es muy destacable, muy elogiable. ¿Es muy importante o sólo algo secundario?


El lenguaje es la razón de ser de “Bitácora de Poseidón”. Eso es lo que yo quería hacer, un artefacto literario, una obra sostenida por una búsqueda de la belleza formal, si bien el tema y las necesidades narrativas van imponiendo sus pautas y los materiales grotescos afloran aquí y acullá….No es una novela esteticista, al estilo de las Sonatas valleinclanescas, pero me hubiera gustado escribir algo así.

8.- ¿Cuáles son tus próximos proyectos de publicación?


La publicación…eso no depende de mí: los editores son seres caprichosos, arbitrarios, incognoscibles. Y con los proyectos de escritura, me estoy volviendo supersticiosa: cuanto más habla uno de un proyecto literario, más dificultades se encuentra en la ejecución…Me gustaría publicar mis libros de ensayo pero no hay editor que le eche un par de narices.

9- ¿Qué estás escribiendo ahora?


Es curioso cómo los proyectos literarios te llaman…Estaba escribiendo una novela y se me ha cruzado otra. No he tenido más remedio que seguir a ésta…Otras veces estás en una encrucijada y no sabes para dónde tirar…El trabajo creativo es así: tienes media docena de proyectos en la cabeza pero no sabes por qué en un momento determinado uno se vuelve más atractivo, más seductor; no puedes negarte a él.

10.-Eres también bloguera. ¿Qué tal tu experiencia en el mundo de los blogs?

Los blogs tiene una cualidad estupenda: la de poner en contacto a gente que tiene los mismos intereses. Por muy bicho raro que te sientas con tu biblioteca de tres mil volúmenes, siempre hay alguien que tiene otra de siete mil y cosas así. Es gratificante comprobar que hay gente que lee, que le gusta un libro que a ti también te ha gustado o le ve algo que a ti te ha pasado desapercibido.